Menos azúcar, por favor
Cuando hablamos de azúcar, solemos referirnos al azúcar blanco refinado, pero la realidad es que muchas veces la consumimos sin siquiera darnos cuenta y en cantidades inimaginables , ya que ésta se encuentra en gran cantidad de productos procesados como los refrescos, jugos, postres, los cereales que consumimos en el desayuno, bebidas energéticas, entre otros.
No es un secreto que la industria alimentaria utiliza el azúcar para potenciar el sabor de muchos productos que consumimos con frecuencia, provocando con esto una dependencia hacia los alimentos procesados y existen muchas formas en las que la industria disfraza el contenido de azúcar en los alimentos, aunque tengan la leyenda “sin azúcar añadido“.
Es cierto que el cuerpo necesita hidratos de carbono para funcionar, pero es importante encontrarlos en fuentes naturales (por ejemplo frutas, verduras, cereales integrales) y no en productos industrializados donde el azúcar se convierte en un factor de riesgo.
Como metabolizamos unos y otros de forma diferente, es bueno tener en cuenta que existen diferentes azúcares a la hora de interpretar correctamente la información del etiquetado de los alimentos.
Si llevamos una alimentación saludable y equilibrada,
nuestro consumo de hidratos de carbono simples
no debería superar el 5% de las calorías diarias.
¿Qué efectos tiene en nuestra salud?
Los efectos contraproducentes de esta elevada ingesta de azúcares procesados no terminan en una simple caries, sino que va más allá.
- Sobrepeso y obesidad
- Diabetes
- Cáncer
- Déficit de vitaminas: cuando consumes demasiado azúcar, la demanda de vitaminas B (B1, B2 y B5) necesarias para metabolizar los hidratos de carbono aumenta, pudiéndose producir un déficit de las mismas.
- Aparición de acné: si tienes una piel predispuesta al acné, el aumento de insulina producida por el consumo excesivo de azúcar puede exacerbar el molesto acné.
- Aumento de la producción de los triglicéridos en sangre, que pueden generar enfermedades cardiovasculares.
- Adicción: el gusto dulce nos gusta, nos atrapa ¡y nos incita a consumir más!
- Osteoporosis: al obstruir la metabolización adecuada del calcio.
La recomendación de la OMS de reducir la ingesta de azúcares libres se fundamenta en la probada relación entre el consumo de estos azúcares y la mayor incidencia de enfermedades como la obesidad y la diabetes tipo II. Los índices actuales de población con sobrepeso y obesidad son alarmantes.
Si llevamos una alimentación saludable y equilibrada, nuestro consumo de hidratos simples no debería superar el 5% de las calorías diarias. Basándonos en una dieta habitual de 2000 kcal/día, el consumo no debería superar las 5 cucharaditas cafeteras de azúcar. Según datos de AECOSAN, la población adulta en nuestro país consume unos 78,1 gramos al día y muchos de nosotros superamos esa ingesta sin casi darnos cuenta.
Tip: Lee las etiquetas
La única forma de darnos cuenta si un alimento contiene o no azúcar, es fijándonos en sus ingredientes, los cuales están escritos SIEMPRE de mayor a menor, es decir que el primer ingrediente en la lista es el que contiene en mayor cantidad y así sucesivamente. Ten presente que entre más procesado sea el alimento, probablemente mayor cantidad de azúcar tendrá. Por esa razón, te recomiendo elegir los alimentos en su forma más natural posible.
Si lo que intentas es reducir tu consumo de azúcar y te ha costado trabajo en intentos anteriores, mi recomendación es que lo hagas progresivamente hasta dejarlo fuera de tu alimentación. Créeme, tu cuerpo lo va a agradecer.
- Fructosa
- Concentrados de jugo de frutas
- Glucosa
- Edulcorante de maíz
- Miel de maíz, dextrosa
- Sacarosa
- Jugo de caña
- Miel de caña
- Azúcar invertida
- Azúcar blanco refinado, molido, en polvo
- Azúcar moreno: refinado o integral
Todos estos nombres hacen referencia a azúcares que al descomponerse en el organismo aumentan la ingesta de calorías innecesarias.